jueves, 13 de mayo de 2010
Historia de al-Andalus
Al-Andalus fue una civilización que irradió una personalidad propia tanto para Occidente como para Oriente. Situada en tierra de encuentros, de cruces culturales y fecundos mestizajes, al-Andalus fue olvidada, después de su esplendor, tanto por Europa como por el universo musulmán, como una bella leyenda que no hubiera pertenecido a ninguno de los dos mundos. Estas son las etapas cruciales de sus ocho siglos de existencia.
El emirato y el califato Omeya.
Al-Andalus, tierra de los vándalos, en árabe. Así se conoce la zona de ocupación musulmana en la Península Ibérica, que abarcó desde el siglo VIII hasta finales del XV y llegó a comprender gran parte del territorio español. La extensión del Estado musulman llamado al-Andalus varió, pues, a medida que se modificaban las fronteras y, tanto hispano-musulmanes como castellano-aragoneses avanzaban conquistando territorio.
La pujante civilización musulmana de Oriente pronto se desbordará hacia Occidente: el Magreb, España, y hasta parte de Italia y Francia. Durante el siglo VIII, y a través del norte de África, penetraron en la península una serie de grupos y familias nobles árabes venidas del este, y de grupos bereberes procedentes del Magreb, que paulatinamente se asentaron en tierras de al-Andalus. Ello no significó una ruptura total con la cultura entonces imperante, la hispanogoda. Antes bien, ambas se entroncaron dando un resultado muy peculiar y autóctono, deslumbrante, que diferenció notablemente el Islam occidental del oriental.
La fusión entre árabo-bereberes e hispanogodos se produjo en un principio sin grandes traumatismos y con la naturalidad que sólo el tiempo y la cotidianeidad a veces procuran.
Durante la segunda mitad del siglo VIII se produjo una seria escisión en el imperio musulmán. Una ruptura dinástica que terminó con los omeya que gobernaban en Damasco, para entronar a los abasíes, que se asentaron en Bagdad. Un príncipe omeya huido de Damasco, Abderrahman I, penetraría en al-Andalus formando un nuevo Estado con base en Córdoba: el emirato, independizándose de la política bagdadí.
Ocho emires se sucedieron del 756 al 929 en una época brillante culturalmente –aunque oscurecida con diversos levantamientos muladíes y mozárabes– hasta que Abderrahman III decidió fundar un califato, declarándose Emir al-Muminin (príncipe de los creyentes), lo cual le otorgaba, además del poder terrenal, el poder espiritual sobre la umma (comunidad de creyentes).
Este califa, y su sucesor al-Hakam II, supo favorecer la integración étnico-cultural entre bereberes, árabes, hispanos y judíos. Ambos apaciguaron a la población, pactaron con los cristianos, construyeron y ampliaron numerosos edificios –algunos tan notables como la Mezquita de Córdoba– y se rodearon de la inteligencia de su época. Mantuvieron contactos comerciales con Bagdad, Francia, Túnez, Marruecos, Bizancio, Italia, y hasta Alemania.
Reinos de taifas y dinastías norteafricanas.
Sin embargo, no todos los sucesores de estos brillantes califas siguieron tan acertada política, sino que dejaron desbocarse al caballo del poder. Tras veintidós años de fitna (ruptura, o guerra civil) se abolió por fin el califato. Corría el año 1031.Los hábitos secesionistas y rebeldes surgieron de nuevo con gran fuerza; la división y la descomposición se impusieron en al-Andalus. Todas las grandes familias árabes, bereberes y muladíes, quisieron hacerse con las riendas del país o, al menos, de su ciudad, surgiendo por todas partes reyes de taifas, muluk al-Tawaif, que se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. Este desmembramiento supuso el comienzo del fin para al-Andalus, y ante semejante debilidad, los cristianos se crecieron, organizándose como nunca antes lo hicieran para combatir a los musulmanes.La primera gran victoria sobre el Islam peninsular la protagonizó Alfonso VI cuando, en 1085, se hizo con la ciudad de Toledo.La unidad étnico-religiosa lograda hasta el momento también se resintió, surgiendo mercenarios, tanto musulmanes como cristianos, dispuestos a luchar contra sus propios correligionarios.
Los Almorávides y Almohades.
Sin embargo, en esta época surgieron relevantes figuras en el campo del saber, y, en una constante emulación de los lujos orientales, se construyeron suntuosos palacios, almunias y mezquitas, y se celebraron las fiestas más comentadas, fastuosas y extravagantes de la cuenca mediterránea.Mientras, a finales del siglo XI, en el Magreb occidental, hoy Marruecos, surgió un nuevo movimiento político y religioso en el seno de una tribu bereber del sur, los Lamtuna, que fundaron la dinastía almorávide (ver Ruta de los Almorávides). En poco tiempo, su actitud de austeridad y pureza religiosa convenció a gran parte de la desencantada población, y con su apoyo emprendieron una serie de contiendas logrando formar un imperio que abarcaría parte del norte de África y al-Andalus, que a través del rey sevillano al-Mutamid, había pedido su ayuda para frenar el avance cristiano. Encabezados por Ibn Tashfin, penetraron los almorávides en la Península, infligiendo una seria derrota a las tropas de Alfonso VI en Sagrajas. Pronto conseguirían acabar con los reyes de taifas y gobernar al-Andalus, no sin cierta oposición de la población, que se rebelaba contra su talante puritano y su rigidez. Algo que no le iba nada al hedonista y liberal pueblo andalusí. A pesar de todo, la nueva situación supuso un nuevo incremento del bienestar social y económico.
Los cristianos obtuvieron mientras tanto importantes avances, conquistando Alfonso I de Aragón Zaragoza en 1118. Al mismo tiempo, los almorávides veían amenazada su propia supremacía por un nuevo movimiento religioso surgido en el Magreb: el almohade.Esta nueva dinastía se generó en el seno de una tribu bereber procedente del corazón del Atlas que, encabezada por el guerrero Ibn Tumart, pronto se organizó para derrocar a sus predecesores. También desde Marraquech, gobernaron y se hicieron con las riendas de al-Andalus, dotándolo de cierta estabilidad y prosperidad económica y cultural. Fueron grandes constructores y también se rodearon de los mejores literatos y científicos de la época. Sin embargo, al igual que los almorávides, terminaron por sucumbir ante la dejadez espiritual y el relajamiento de costumbres que casi siempre caracterizó a al-Andalus.
La dinastía nazarí.
Cuando el avance castellano era imparable, haciéndose Fernando III con gran parte de las ciudades andalusíes en el siglo XIII, surgió en Jaén una nueva dinastía, la nasri (nazarí), fundada por al-Ahmar ibn Nasr, el célebre Abenamar del romancero, que habría de procurar un nuevo respiro a los musulmanes. Asentado en la ciudad de Granada, su reino abarcaba la región granadina, almeriense y malagueña, y parte de la jiennense y la murciana. Oprimido desde el norte por los reinos cristianos, y desde el sur por los sultanes meriníes de Marruecos, los nazaríes establecieron un reino basado en lo precario y la inestabilidad. A pesar de todo, Granada fue una gran metrópoli de su tiempo que acogía a musulmanes de todos los confines, y en la que se levantaron suntuosos palacios –la Alhambra, nada menos–, mezquitas y baños públicos. Siguió asombrando a propios y a extraños hasta que en 1492 y, tras varios años de intrigas palaciegas y escaramuzas con los castellano-aragoneses que acechaban sus fronteras, el rey Boabdil, Abu Abd Allah, capituló ante los Reyes Católicos, entregándoles Granada.
El emirato y el califato Omeya.
Al-Andalus, tierra de los vándalos, en árabe. Así se conoce la zona de ocupación musulmana en la Península Ibérica, que abarcó desde el siglo VIII hasta finales del XV y llegó a comprender gran parte del territorio español. La extensión del Estado musulman llamado al-Andalus varió, pues, a medida que se modificaban las fronteras y, tanto hispano-musulmanes como castellano-aragoneses avanzaban conquistando territorio.
La pujante civilización musulmana de Oriente pronto se desbordará hacia Occidente: el Magreb, España, y hasta parte de Italia y Francia. Durante el siglo VIII, y a través del norte de África, penetraron en la península una serie de grupos y familias nobles árabes venidas del este, y de grupos bereberes procedentes del Magreb, que paulatinamente se asentaron en tierras de al-Andalus. Ello no significó una ruptura total con la cultura entonces imperante, la hispanogoda. Antes bien, ambas se entroncaron dando un resultado muy peculiar y autóctono, deslumbrante, que diferenció notablemente el Islam occidental del oriental.
La fusión entre árabo-bereberes e hispanogodos se produjo en un principio sin grandes traumatismos y con la naturalidad que sólo el tiempo y la cotidianeidad a veces procuran.
Durante la segunda mitad del siglo VIII se produjo una seria escisión en el imperio musulmán. Una ruptura dinástica que terminó con los omeya que gobernaban en Damasco, para entronar a los abasíes, que se asentaron en Bagdad. Un príncipe omeya huido de Damasco, Abderrahman I, penetraría en al-Andalus formando un nuevo Estado con base en Córdoba: el emirato, independizándose de la política bagdadí.
Ocho emires se sucedieron del 756 al 929 en una época brillante culturalmente –aunque oscurecida con diversos levantamientos muladíes y mozárabes– hasta que Abderrahman III decidió fundar un califato, declarándose Emir al-Muminin (príncipe de los creyentes), lo cual le otorgaba, además del poder terrenal, el poder espiritual sobre la umma (comunidad de creyentes).
Este califa, y su sucesor al-Hakam II, supo favorecer la integración étnico-cultural entre bereberes, árabes, hispanos y judíos. Ambos apaciguaron a la población, pactaron con los cristianos, construyeron y ampliaron numerosos edificios –algunos tan notables como la Mezquita de Córdoba– y se rodearon de la inteligencia de su época. Mantuvieron contactos comerciales con Bagdad, Francia, Túnez, Marruecos, Bizancio, Italia, y hasta Alemania.
Reinos de taifas y dinastías norteafricanas.
Sin embargo, no todos los sucesores de estos brillantes califas siguieron tan acertada política, sino que dejaron desbocarse al caballo del poder. Tras veintidós años de fitna (ruptura, o guerra civil) se abolió por fin el califato. Corría el año 1031.Los hábitos secesionistas y rebeldes surgieron de nuevo con gran fuerza; la división y la descomposición se impusieron en al-Andalus. Todas las grandes familias árabes, bereberes y muladíes, quisieron hacerse con las riendas del país o, al menos, de su ciudad, surgiendo por todas partes reyes de taifas, muluk al-Tawaif, que se erigieron en dueños y señores de las principales plazas. Este desmembramiento supuso el comienzo del fin para al-Andalus, y ante semejante debilidad, los cristianos se crecieron, organizándose como nunca antes lo hicieran para combatir a los musulmanes.La primera gran victoria sobre el Islam peninsular la protagonizó Alfonso VI cuando, en 1085, se hizo con la ciudad de Toledo.La unidad étnico-religiosa lograda hasta el momento también se resintió, surgiendo mercenarios, tanto musulmanes como cristianos, dispuestos a luchar contra sus propios correligionarios.
Los Almorávides y Almohades.
Sin embargo, en esta época surgieron relevantes figuras en el campo del saber, y, en una constante emulación de los lujos orientales, se construyeron suntuosos palacios, almunias y mezquitas, y se celebraron las fiestas más comentadas, fastuosas y extravagantes de la cuenca mediterránea.Mientras, a finales del siglo XI, en el Magreb occidental, hoy Marruecos, surgió un nuevo movimiento político y religioso en el seno de una tribu bereber del sur, los Lamtuna, que fundaron la dinastía almorávide (ver Ruta de los Almorávides). En poco tiempo, su actitud de austeridad y pureza religiosa convenció a gran parte de la desencantada población, y con su apoyo emprendieron una serie de contiendas logrando formar un imperio que abarcaría parte del norte de África y al-Andalus, que a través del rey sevillano al-Mutamid, había pedido su ayuda para frenar el avance cristiano. Encabezados por Ibn Tashfin, penetraron los almorávides en la Península, infligiendo una seria derrota a las tropas de Alfonso VI en Sagrajas. Pronto conseguirían acabar con los reyes de taifas y gobernar al-Andalus, no sin cierta oposición de la población, que se rebelaba contra su talante puritano y su rigidez. Algo que no le iba nada al hedonista y liberal pueblo andalusí. A pesar de todo, la nueva situación supuso un nuevo incremento del bienestar social y económico.
Los cristianos obtuvieron mientras tanto importantes avances, conquistando Alfonso I de Aragón Zaragoza en 1118. Al mismo tiempo, los almorávides veían amenazada su propia supremacía por un nuevo movimiento religioso surgido en el Magreb: el almohade.Esta nueva dinastía se generó en el seno de una tribu bereber procedente del corazón del Atlas que, encabezada por el guerrero Ibn Tumart, pronto se organizó para derrocar a sus predecesores. También desde Marraquech, gobernaron y se hicieron con las riendas de al-Andalus, dotándolo de cierta estabilidad y prosperidad económica y cultural. Fueron grandes constructores y también se rodearon de los mejores literatos y científicos de la época. Sin embargo, al igual que los almorávides, terminaron por sucumbir ante la dejadez espiritual y el relajamiento de costumbres que casi siempre caracterizó a al-Andalus.
La dinastía nazarí.
Cuando el avance castellano era imparable, haciéndose Fernando III con gran parte de las ciudades andalusíes en el siglo XIII, surgió en Jaén una nueva dinastía, la nasri (nazarí), fundada por al-Ahmar ibn Nasr, el célebre Abenamar del romancero, que habría de procurar un nuevo respiro a los musulmanes. Asentado en la ciudad de Granada, su reino abarcaba la región granadina, almeriense y malagueña, y parte de la jiennense y la murciana. Oprimido desde el norte por los reinos cristianos, y desde el sur por los sultanes meriníes de Marruecos, los nazaríes establecieron un reino basado en lo precario y la inestabilidad. A pesar de todo, Granada fue una gran metrópoli de su tiempo que acogía a musulmanes de todos los confines, y en la que se levantaron suntuosos palacios –la Alhambra, nada menos–, mezquitas y baños públicos. Siguió asombrando a propios y a extraños hasta que en 1492 y, tras varios años de intrigas palaciegas y escaramuzas con los castellano-aragoneses que acechaban sus fronteras, el rey Boabdil, Abu Abd Allah, capituló ante los Reyes Católicos, entregándoles Granada.
LOS BANU QASI (SIGLOXI)
Siglo IX en la Marca Superior de alAndalus es el siglo de los Banu Qasž. Son éstos una familia de muladíes descendientes de un conde Casias que gobernaba la tierras de Ejea en los tiempos de la conquista musulmana y, en esos primeros tiempos del Islam hispano, se convirtió haciéndose mawla de los omeyas. La primera aparición importante en la escena política de esta familia tiene lugar a fines del siglo VIII, en la persona de Musa ibn Fortún, defendiendo la causa del emir Hisam I ante la rebelión yemení. Pero también estos clientes, en cuanto se hicieron fuertes, cayeron en lo que ya parecía ser una constante de la Marca Superior, la tendencia a la autonomía local y al poder familiar, para lo que se aliaron con los cristianos pamploneses Iñigo Arista, con quienes tenían lazos familiares.
La función ofensivo-defensiva de esta zona obligó muchas veces a la autoridad central a reconocer amplias prerrogativas a los jefes locales, tanto más efectivos si eran autóctonos, como éstos. El ambiente político en el siglo IX está marcado por el juego de las dos potencias (carolingios y omeyas) y las relaciones variables con una y otra de los señores locales cuyos dominios se localizan entre ambas.
La historia de la Marca Superior durante este siglo es una sucesión de momentos de lealtad y de rebeldía del linaje Banu Qasž hacia el poder cordobés. Tras su fidelidad del 789, viene la rebeldía contra al-Hakam y luego la sumisión del 806 al 840. E1 841 se produce la sublevación del gran Musa ibn Musa y, tras un primer arreglo por el que Musa participa en una campaña emiral contra zonas pirenaicas, estalla definitivamente en el 842, al arrebatarle el gobernador de Zaragoza Borja y Tudela; Musa se retiró a Arnedo donde buscó el apoyo de los pamploneses. Desde este momento y hasta mitad de siglo, la tensión y rebelión constante en la cuenca del Ebro hacen que los ejércitos emirales organicen cada año una expedición de castigo contra esta zona: 842, 843, 844, 845, 846, 847, 850.
A mediados de siglo la situación cambió de forma notable. Aparecen nuevos personajes: García Iñíguez en Pamplona, Muhammad I en Córdoba y Ordoño I en el reino asturiano. Musa, ahora gobernador de Tudela, orienta su amistad hacia el emir y participa en sus campañas contra los cristianos. Estos, a su vez, se unen entre sí (pamploneses, asturianos y carolingios). Los bloques religiosos van cerrando filas.
Musa ibn Musa, tras vencer a los cristianos en Albelda (851), inaugura el período de máxima grandeza y poder de la familia, que durará hasta aproximadamente el 860, y él mismo se titula «tercer rey de España». En el 852 sus dominios comprenden las tierras de Tudela, Zaragoza y quizás Calatayud y Daroca hasta Calamocha y es nombrado wali de la Marca. Además, interviene en Huesca y en Toledo instala a su hijo Lope como gobernador. Pero sólo serían siete los años gloriosos, pues en el 859 Musa fue vencido en Clavijo por la liga leonesa-pamplonesa, a la que se unió el propio Lope ibn Musa. La reacción del emir consistió en enviar una aceita contra Pamplona y retirar a Musa el cargo de gobernador de la Marca Superior en el 860. Dos años más tarde moría el «tercer rey de España» en una campaña hacia Guadalajara.
La década siguiente (862-872) es una etapa de declive silencioso para esta familia, que permanece fiel a Córdoba mientras ve menguar sus dominios territoriales. Por estas fechas las tierras cristianas pirenaicas y pamplonesas se habían sacudido la sumisión al Islam definitivamente.
En el 870 Amrus ibn'Umar ibn'Amrus, un muladí de Huesca, fue protagonista de una sublevación contra Córdoba que, en su momento final, enlaza con la gran rebelión de los hijos de Musa ibn Musa en el 872: Lope se alzó en Arnedo; sus hermanos enseguida le secundaron y, con la ayuda de García Iñíguez de Pamplona, rápidamente se hicieron dueños de la Marca Superior (excepto Barbitaniya). Tomaron Zaragoza, Tudela, Monzón y Huesca. Muhammad I reaccionó reforzando en Daroca y Calatayud a los Tugžbíes, familia de origen árabe asentada en la zona desde bastante tiempo atrás, y dirigiendo una campaña en el 873 en el curso de la cual recuperó Huesca gracias al muladí, antes rebelde, Amrus. Este personaje fue nombrado gobernador de Huesca, que constituiría el feudo familiar hasta mediados del siglo X. Al año siguiente al-Mflndir dirigió una razzia contra Zaragoza y Pamplona, pero la Marca siguió insumisa, los Banu Qasž tomaron Barbitaniya, de forma que toda la Marca, menos Huesca, era suya. No obstante, el emir tuvo que emplear sus fuerzas en otros asuntos y hasta el año 878 no volvió a ocuparse de la frontera norte. Ese año, envió una expedición militar al mando de al-Mflndir contra Zaragoza, Tudela y Pamplona. Las campañas fueron sucediéndose en 879, 881, 882 y 883, hasta que la del 884 abrió Zaragoza al emir. Así quedaban partidos en los dos dominios de los Banu Qasž: Lérida-Monzón por un lado (y peleando contra los Banu Ámrus de Huesca por la posesión de Barbitaniya) y las riberas navarra y riojana por otro, mientras Huesca estaba dirigida por los Banu Amrus, Zaragoza por el gobernador que el emir había nombrado y Daroca y Calatayud por los Tugibíes. Estas familias del Ebro quedaron durante algún tiempo fuera del control central, pues los emires debieron concentrar sus esfuerzos en combatir al rebelde'Umar ibn Hafsun en la Serranía de Málaga. Los Banu Qasž siguieron dando muestras de su rebeldía y ambición de poder: Muhammad se anexiona Tudela,Barbitaniya, Monzón y Lérida; sitian Zaragoza durante ocho años, Lope vence al gobernador de Huesca Muhammad al-Tawžl en el 887, Toledo se les entrega en 897, el mžsmo año Lope ažržge una žncursión a Aura (Barcelona), en el 898 se dirige a Jaén para tratar con 'Umar ibn Hafsun. Pero éste es el momento de ocaso definitivo de los Banu Qasi y su sustitución en la Marca Superior por otra familia en creciente ascenso, los Tugibíes, que consiguen el gobierno de Zaragoza el año 889 y allí permanecen fieles a Córdoba soportando el cerco. A las pérdidas territoriales Lope de los Banu Qasž, señor de Tudela y Tarazona desde la muerte de su padre en 898, debe añadir los enfrentamientos con sus enemigos por todos los frentes: el leonés Alfonso III acomete contra el valle de Borja, el conde de Pallars le ataca por el nordeste, el conde de Barcelona por el este, Sancho Garcés de Pamplona por la Rioja Alta. Lope sólo es fiel al emir Abd Allah. Toledo se le entrega otra vez (de 903 a 906). Pero Lope muere en el 907 y el desastre es irreversible para esta familia, ahora sumisa a Córdoba, pero acosada por sus vecinos y sin apoyo del poder central. Van perdiendo más tierras hasta no conservar más que parte de la Rioja y de la ribera de Navarra, además de Tarazona y Borja. En el año 924 al-Nasir, cuya autoridad se impondría sobre los señores locales, los destituyó como gobernadores de Tudela y los llevó a Córdoba, donde servirían en el ejército. Al frente de Tudela puso al que ya lo estaba de Zaragoza, Muhammad ibn Abd alRahman al-Tflg;bí, cuya familia mantendría el poder de la Marca durante más de un siglo.
BIBLlOGRAFÍA
.CAÑADA JUSTE, A. (1980): «Los Banu Qasi (714-924)». Principe de Viana, 158-159, pp.595. Pamplona..IBN AL-ATIR, I. (1901): Al-Kamilf~l-tarlh, trad. E Faguan. Argel..IBN'IDARI (1904): Kituib al-Bayain al-magrib ajbar al-Andulus wa l-Magrib, trad. E. Fagnan, t. II. Argel..LÉVI-PROVENÇAL, E. y GARCÍA GÓMEZ, E. (1945): «Textos inéditos del Muqtabis de Ibn H, ayyan sobre los orígenes del reino de Pamplona». Al-Andulus, XIX, pp.295-315. Madrid-Granada..SÁNCHEZ ALBORNOZ, C. (1974): Vascos y navarros en su primera historia. Madrid..VIGUERA. M. J. (1981): Aragón Musulmán. Zaragoza, (2.a ed. 1988).
miércoles, 12 de mayo de 2010
miércoles, 5 de mayo de 2010
Arból Geneálogico de Simón Bolívar y mi parentesco con el Libertador abuelos en Común por linea materna
Nuestros abuelos en común Juan de Liendo y Rodríguez de Escobedo casado con Clara Ochoa de Aguirre y Oñate.
Agustin Nicólas Sarmiento de Herrera y Loayza casado con Isabel Mauricia De Ascanio y Benavidez.
En línea directa materna de Simón Antonio de la Santísima Trinidad de Bolívar y Palacios.
María Elena Pérez de Jensen
Resultados personales de muestra de ADN Mitochondrial
Mitochondrial DNA test results (Maternal-line)
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Understanding your DNA test results
Your sequence
We determine your mtDNA sequence for the most variable sites along your mtDNA (HVR1,2,3). These variable sites are the most informative for determining maternal line relationships.
Reference sequence
To avoid reporting results for hundreds to thousands of locations, it has become convention in the scientific community to only report differences from a reference sequence known as the Cambridge Reference Sequence (CRS).
Haplogroup prediction
Haplogroups are defined by a specific mutation or a series of mutations located along your mtDNA. Since we currently only test a subset of locations on your mtDNA we cannot directly test for haplogroup defining markers. Instead we predict your haplogroup based on mutations in your HVR sequence.Our haplogroup predictions are typically very reliable (>90% reliable) and we will continue to update and refine our predicting methods.
Subgroup predictions
Haplogroups diverge into more specific lineages which are also defined by particular mtDNA mutations. For example, haplogroup H splits into haplogroups H1-H21. You can find the location of your subclade on the mtDNA phylogenic tree by clicking here
mtDNA Haplogroup: A2
Subgroup: A2
Confidence: High
mtDNA Haplogroup A2 Summary
North and South America are the continents most recently colonized by modern humans. One migration model hypothesizes that around the end of the last Ice Age (about 25,000 years ago) a small number of hunter-gathers followed the migration patterns of large animals from North Asia into North America, crossing the Bering Strait ice bridge. This expansion occurred rapidly, and pushed into the warmer climates of Central and South America. Due to the harsh weather conditions and the ice cap that covered most of North America, it is likely that small groups of individuals remained scattered across present-day Alaska, then moved south in a second wave as climate conditions gradually improved.
The first four letters of the alphabet have been used to designate the four major Native American mtDNA haplogroups (A, B, C, and D), and later distinguished from their Asian counterparts by the addition of a number (A2, B2, C1, D1). These names refer to four founding lineages that are found in nearly all the North, Central and South American indigenous populations. A small number of rarer lineages have recently been identified, but their contribution to the overall modern Native American gene pool will likely remain minimal. However, the European conquest squeezed the entire Native American population through a genetic bottleneck, reducing Native American gene pools by 1/3 to 1/25 of their previous size. This dramatic change significantly reduced genetic variability, and has forever altered the genomics of surviving groups. Attempts to reconstruct the genomic structures of most New World groups have been met with several difficulties stemming from this lack of variability.
Genetic analysis from available Native American populations shows that the haplogroup coalescence times range between 16,000 to 22,000 years ago, consistent with the ice bridge hypothesis.
Native American Affiliation and Haplogroup TestingWhile an increasing number of DNA testing laboratories are offering Native American DNA testing for Y chromosome and mitochondrial DNA, it is important to note that these results are not currently recognized as sufficient proof to become a registered Native American. Additionally, due to the fact that each of the four major mtDNA haplogroups has been found across different tribal groups of North, Central, and South America, a Native American DNA test will not provide a specific tribal affiliation.
Famous Member of Native American HaplogroupsThe Ice Maiden "Juanita" of Peru was discovered on Mount Ampato, near Arequipa, Peru by Johann Reinhard in 1995. "Juanita", who lived about 500 years ago, was sacrificed in a religious ceremony around the age of 14. Scientists recovered the Ice Maiden's DNA and determined she belonged to the Native American haplogroup A2, and she was closely related to the Panamanian indigenous tribe of Ngobe.
References
Torroni A, Schurr TG, et al. Asian affinities and continental radiation of the four founding Native American mtDNAs. Am. J. Human Genetics (1993)
Torroni A, Chen YS, et al. mtDNA and Y-chromosome polymorphisms in four Native American populations from southern Mexico. Am. J. Human Genetics (1994).
Bandelt HJ, Herrnstadt C, et al. Identification of Native American Founder mtDNAs Through the Analysis of Complete mtDNA Sequences: Some Caveats. Annals Human Genetics (2003)
Forster P, Harding R, Torroni A, and Bandelt HJ Origin and evolution of native American mDNA variation: A reappraisal. Am. J. Human Genetics (1996)
Derenko MV, Grzybowski T, et al. Diversity of Mitochondrial DNA Lineages in South Siberia. Annals Human Genetics (2003)
Michael Crawford. The Origins of Native Americans: Evidence from Anthropological Genetics, Cambridge University Press (1998)
mtDNA Haplogroup: A2
Frequency Distribution of mtDNA Haplogroup A2
This map shows the geographic distribution of haplogroup A2 as measured in various geographically and ethnically defined populations from around the world. The value displayed at any geographical location indicates the percentage of individuals at that location who belong to this Haplogroup.
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Mitochondrial DNA test results (Maternal-line)
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Haplogroup prediction
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Subgroup predictions
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Understanding your DNA test results
Your sequence
We determine your mtDNA sequence for the most variable sites along your mtDNA (HVR1,2,3). These variable sites are the most informative for determining maternal line relationships.
Reference sequence
To avoid reporting results for hundreds to thousands of locations, it has become convention in the scientific community to only report differences from a reference sequence known as the Cambridge Reference Sequence (CRS).
Haplogroup prediction
Haplogroups are defined by a specific mutation or a series of mutations located along your mtDNA. Since we currently only test a subset of locations on your mtDNA we cannot directly test for haplogroup defining markers. Instead we predict your haplogroup based on mutations in your HVR sequence.Our haplogroup predictions are typically very reliable (>90% reliable) and we will continue to update and refine our predicting methods.
Subgroup predictions
Haplogroups diverge into more specific lineages which are also defined by particular mtDNA mutations. For example, haplogroup H splits into haplogroups H1-H21. You can find the location of your subclade on the mtDNA phylogenic tree by clicking here
mtDNA Haplogroup: A2
Subgroup: A2
Confidence: High
mtDNA Haplogroup A2 Summary
North and South America are the continents most recently colonized by modern humans. One migration model hypothesizes that around the end of the last Ice Age (about 25,000 years ago) a small number of hunter-gathers followed the migration patterns of large animals from North Asia into North America, crossing the Bering Strait ice bridge. This expansion occurred rapidly, and pushed into the warmer climates of Central and South America. Due to the harsh weather conditions and the ice cap that covered most of North America, it is likely that small groups of individuals remained scattered across present-day Alaska, then moved south in a second wave as climate conditions gradually improved.
The first four letters of the alphabet have been used to designate the four major Native American mtDNA haplogroups (A, B, C, and D), and later distinguished from their Asian counterparts by the addition of a number (A2, B2, C1, D1). These names refer to four founding lineages that are found in nearly all the North, Central and South American indigenous populations. A small number of rarer lineages have recently been identified, but their contribution to the overall modern Native American gene pool will likely remain minimal. However, the European conquest squeezed the entire Native American population through a genetic bottleneck, reducing Native American gene pools by 1/3 to 1/25 of their previous size. This dramatic change significantly reduced genetic variability, and has forever altered the genomics of surviving groups. Attempts to reconstruct the genomic structures of most New World groups have been met with several difficulties stemming from this lack of variability.
Genetic analysis from available Native American populations shows that the haplogroup coalescence times range between 16,000 to 22,000 years ago, consistent with the ice bridge hypothesis.
Native American Affiliation and Haplogroup TestingWhile an increasing number of DNA testing laboratories are offering Native American DNA testing for Y chromosome and mitochondrial DNA, it is important to note that these results are not currently recognized as sufficient proof to become a registered Native American. Additionally, due to the fact that each of the four major mtDNA haplogroups has been found across different tribal groups of North, Central, and South America, a Native American DNA test will not provide a specific tribal affiliation.
Famous Member of Native American HaplogroupsThe Ice Maiden "Juanita" of Peru was discovered on Mount Ampato, near Arequipa, Peru by Johann Reinhard in 1995. "Juanita", who lived about 500 years ago, was sacrificed in a religious ceremony around the age of 14. Scientists recovered the Ice Maiden's DNA and determined she belonged to the Native American haplogroup A2, and she was closely related to the Panamanian indigenous tribe of Ngobe.
References
Torroni A, Schurr TG, et al. Asian affinities and continental radiation of the four founding Native American mtDNAs. Am. J. Human Genetics (1993)
Torroni A, Chen YS, et al. mtDNA and Y-chromosome polymorphisms in four Native American populations from southern Mexico. Am. J. Human Genetics (1994).
Bandelt HJ, Herrnstadt C, et al. Identification of Native American Founder mtDNAs Through the Analysis of Complete mtDNA Sequences: Some Caveats. Annals Human Genetics (2003)
Forster P, Harding R, Torroni A, and Bandelt HJ Origin and evolution of native American mDNA variation: A reappraisal. Am. J. Human Genetics (1996)
Derenko MV, Grzybowski T, et al. Diversity of Mitochondrial DNA Lineages in South Siberia. Annals Human Genetics (2003)
Michael Crawford. The Origins of Native Americans: Evidence from Anthropological Genetics, Cambridge University Press (1998)
mtDNA Haplogroup: A2
Frequency Distribution of mtDNA Haplogroup A2
This map shows the geographic distribution of haplogroup A2 as measured in various geographically and ethnically defined populations from around the world. The value displayed at any geographical location indicates the percentage of individuals at that location who belong to this Haplogroup.
//
Mitochondrial DNA test results (Maternal-line)
Your test results for the range 15946 to 16569 and 1 to 617 are:
location
16111
16223
16290
16319
16362
16422
64
73
146
your sequence
T
T
T
A
C
C
T
G
C
reference
C
C
C
G
T
T
C
A
T
location
153
235
263
309.1
315.1
456
523
524
your sequence
G
G
G
C
C
T
--
--
reference
A
A
A
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C
A
C
Understanding your DNA test results
Your sequence
We determine your mtDNA sequence for the most variable sites along your mtDNA (HVR1,2,3). These variable sites are the most informative for determining maternal line relationships.
Reference sequence
To avoid reporting results for hundreds to thousands of locations, it has become convention in the scientific community to only report differences from a reference sequence known as the Cambridge Reference Sequence (CRS).
Haplogroup prediction
Haplogroups are defined by a specific mutation or a series of mutations located along your mtDNA. Since we currently only test a subset of locations on your mtDNA we cannot directly test for haplogroup defining markers. Instead we predict your haplogroup based on mutations in your HVR sequence.Our haplogroup predictions are typically very reliable (>90% reliable) and we will continue to update and refine our predicting methods.
Subgroup predictions
Haplogroups diverge into more specific lineages which are also defined by particular mtDNA mutations. For example, haplogroup H splits into haplogroups H1-H21. You can find the location of your subclade on the mtDNA phylogenic tree by clicking here
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lunes, 3 de mayo de 2010
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